Para entender mejor la flora y la fauna que en Ines encontraremos, primero os invitamos a echar un vistazo a su entorno. Simplemente con mirar el paisaje podemos observar como la Villa se sitúa sobre una llanura. Para ser más concretos, Ines se encuentra en la llanura de un valle cruzado por el Arroyo Madre y flanqueado por cuatro cerros: El Cerrajón, El Pico del Aguilar, el de Caldepelayo, y el Cerro de la Cruz.
Situada a 910 metros sobre el nivel del mar y con un clima templado, mediterráneo, caracterizado por sus veranos frescos y cortos (con no más de 35º grados de temperatura) y sus inviernos largos y fríos (con hasta -5º bajo cero), podemos hacernos una idea de la flora y la fauna que van a predominar en estas tierras.
Flora
Flora
La vegetación que encontramos en Ines se caracteriza por ser una mezcla de coníferas y frondosas autóctonas propia de los bosques mediterráneos. El enclave de esta Villa, con temperaturas altas, grandes diferencias entre estaciones y lluvias abundantes, es perfecta para la proliferación de especies arbóreas como el género Quercus (encinas) y el género Pinus (Pino). También son muy abundantes en estas tierras los Robles y los Quejigos.
El pino (Pinus) es el árbol predominante en la llanura de Ines. Aquí encontramos dos de sus especies como son el Pinus pinaster y el Pinus nigra, gracias a las repoblaciones que enlas décadas de 1960 y 1970 se llevaron a cabo por parte de Patrimonio Forestal del Estado. Las laderas y tierras de baldío en desuso dieron la bienvenida a este pinar.
Hay otra especie de árboles muy abundante en Ines que son los chopos (populus). Este esbelto árbol, comúnmente como «árbol del pueblo», y en Ines encontramos su mejor ejemplo, ya que la mayor concentración de estos árboles se encuentra a lo largo del arroyo que recorre el pueblo de principio a fin, acompañándolo y dibujando a su vez la silueta de la Villa.
Con una presencia más moderada, pero no por ello menos importante, la encina (Quercus), también conocida como sabina o enebro forma parte de la flora de la Villa. Gracias a sus duras y coriáceas hojas, la encina retiene bien el agua, lo que hace que le resulte fácil adaptarse a altas temperaturas de épocas estivales, como el verano en Ines.
El pinar y el bosque de Ines brindan a los vecinos y lugareños de setas comestibles muy aprecidas por comensales y cocineros. En la época del otoño es posible recolectar en Ines setas como los níscalos, inconfundibles por su color anaranjado. El boletus, el rey de la setas del monté tmabién se asoma entre los árboles de Ines. En las laderas y terrenos baldíos también podemos encontrar las «setas de cardo«, muy demandadas por los vecinos de la zona, al igual que la seta del chopo.
En cuanto a las espécies arbustivas y herbáceas que crecen en Ines encontramos la aliaga (Genista scorpius), que puebla las laderas de los cerros bañándolos de color en la primavera.
La estepa (Cistus laurifolius), el tomillo (Thymus zygis), o el espliego (Lavándula) también son de reseñar ya que estas plantas son muy cotizadas por diferentes sectores para ser destiladas y obtener su preciada esencia. Por su sabor y el toque que aportan a los guisos, la mejorana, especie típica de la zona, no falta en las cocinas del pueblo.
En el término de la Villa de Ines también encontramos plantas con propiedades positivas para el ser humano como son el romero (Rosmarinus officinalis), la salvia, la ajedrea (Satureja Montana), la madreselva (Lonicera caprifolium) y la melisa o romana, como aquí se la conoce.
Este bosque mediterráneo que encontramos en Ines, puede parecer un tanto seco y sin embargo alberga una enriquecedora biodiversidad que lo hace merecedor de recibir medidas especiales que lo protejan ante cualquier peligro que amenace su existencia.
Fauna
Fauna
La fauna en el bosque mediterráneo es muy rica y variada e incluye todo tipo de animales. Algunas de las especies mamíferas más significativas son los jabalíes o los corzos, conocidos en el pueblo como cabras montesas: ambos animales son de gran estima dentro de la caza mayor. De menores dimensiones también podemos ver a liebres y zorros merodear por las tierras de Ines.
Si de caza menor hablamos la zona de la Ribera del Duero acoge codornices y perdices, las cuales también son las protagonistas en Ines. La perdiz, reina de la caza menor, es una pieza cinegética clave, muy apreciada tanto para la caza como para la gastronomía de España. Lo mismo ocurre con la codorniz, apreciada desde la Edad Media por su carne delicada, fina, suave y tierna.
En cuanto a ornitología se refiere, Ines reúne especies tan dispares y simpáticas como el abejaruco (muy numerosos en la zona de las bodegas), el cuco, el pico, los picapinos, los chochines, las abubillas, y los colirrojos tizón.
Tampoco faltan las golondrinas que todos los veranos regresan al pueblo para forjar sus nidos en balconadas y aleros. Alguna que otra lechuza que se deja escuchar por las noches
De aspecto no tan atractivo, los tordos y los cuervos también se dejan ver por estos lares. Las urracas y los mirlos también sobrevuelan Ines. Pero si miramos al cielo no será extraño avistar algún cernícalo vulgar, quieto en el aire con la cola desplegada en abanico, batiendo las alas rápidamente, mientras examina el lugar en busca de algún ratoncillo al que hacer presa.
En cuanto a otros y diferentes animales del bosque mediterráneo y que podemos encontrar pasando sus días en Ines son ratoneros comunes, o ratones de campo y las ranas, cuyo croar inconfundible avisa de su presencia en zonas del arroyo.
Los Palomares
Los Palomares
En nuestro paseo por la Villa de Ines encontraremos aún en pie antiguos palomares, pues esta siempre ha sido tierra de cría de las palomas silvestres, también conocidas como «bravías». Los palomares que en Ines se conservan están levantados en piedra con mamposteria y adobe. Su planta la podemos encontrar circular o cuadrada. En la actualidad, la mayoría de los palomares han quedado abandonados.